Existe una sóla crítica a la obra de Paz, y es la que se refiere a sus
ensayos. Krauze afirma que tienen una marcada tendencia a la
abstracción, carecen de precisión, información, investigación. Esto es cierto.
Antes de Sor Juana, sus ensayos
literarios y políticos habían sido, hasta cierto punto, opiniones expresadas de manera poética. (214)
Esta
segunda parte del ensayo de Krauze, se centra sobre todo en el tema de las
Revistas y México. Ambos son centrales, no sólo para Paz, sino sobre todo para
Krauze, que participó en las primeras. De esta manera, en una suerte de
proyección, nos dice que Paz tenía “un pendiente consigo mismo.” (224) Le
faltaba la revista.
En
1971 aparece Plural. Krauze la compara con el New York Review of Books. En esta
revista, participaron casi todos los escritores de Medio Siglo. La lista se encuentra en (236). En esos años, Paz se convierte en gran eminencia de las letras después de Reyes, agrupa el gran poder cultural.
Por eso no es de sorprender que jóvenes escritores lo critiquen y, en 1972, lo
ataquen. Lo que sí es de sorprender es que esto sorprenda a Krauze. Aunque
también puede tratarse de un "mea culpa": yo ataqué a Paz.
Krauze aborda
también la crítica constante de Paz contra la izquierda. Krauze la incluye dentro de su interpretación Paz-revolucionario, y afirma que se trató de una
manera de limpiar-reparar su ingenuidad de juventud. (252) Al enterarse que
había errado el camino (la URRS era un país de criminales atroces) emprendió
una crítica contra lo que ese país representaba.
Por
otro lado, la respuesta de la izquierda mexicana contra Paz, la explica como
una respuesta de idealistas aliados con el gobierno y de universitarios
apoyados por un sistema educativo público más o menos mangoneado por el
gobierno. A los de izquierda en México, Kraize los
resume como líderes sindicales, millonarios, artistas y revolucionarios
románticos. (265) Se trata, por tanto, de revolucionarios menos “atrevidos”,
“críticos”, “inteligentes” y “sinceros” que el propio Paz. Su
argumentación, lo lleva a la conclusión que él quiere sea irónica, pero resulta
a todas luces cierta: los universitarios de izquierda querían que todos los mexicanos, a la postre,
fueran también universitarios: creo que no existe mejor ideal para un país
desarrollado.
Por
último, contradicción suprema, el Paz liberal sujeto únicamente a las leyes de
mercado, se alínea con la presidencia de Gortari. Y Krauze lo explica de manera extraña, con una complicidad de maestro alumno: Gortari fue alumno de Paz en
Harvard. (290) Gortari, es de todos sabido, combina la peor economía
neo-liberal con la peor dictadura priista.
Antes
de terminar, es importante revisar lo que Krauze comenta del libro de Sor Juana. Afirma Krauze, que Paz vio en la
Colonia “un eco de la intolerancia del siglo XX” (274) y en Sor Juana alguien
que había buscado “la apertura, la libertad”. Paz hizo lo mismo, pero a
diferencia de la monja, no se doblegó ni renunció a su lucha: trabajó para
dejar testimonio de las ortodoxias políticas.
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