Monday 15 April 2013

Breve Biografía de Paz, por Krauze II


Existe una sóla crítica a la obra de Paz, y es la que se refiere a sus ensayos. Krauze afirma que tienen una marcada tendencia a la abstracción, carecen de precisión, información, investigación. Esto es cierto. Antes de Sor Juana, sus ensayos literarios y políticos habían sido, hasta cierto punto, opiniones expresadas de manera poética.  (214)

Esta segunda parte del ensayo de Krauze, se centra sobre todo en el tema de las Revistas y México. Ambos son centrales, no sólo para Paz, sino sobre todo para Krauze, que participó en las primeras. De esta manera, en una suerte de proyección, nos dice que Paz tenía “un pendiente consigo mismo.” (224) Le faltaba la revista.

En 1971 aparece Plural. Krauze la compara con el New York Review of Books. En esta revista, participaron casi todos los escritores de Medio Siglo. La lista se encuentra en (236). En esos años, Paz se convierte en gran eminencia de las letras después de Reyes, agrupa el gran poder cultural. Por eso no es de sorprender que jóvenes escritores lo critiquen y, en 1972, lo ataquen. Lo que sí es de sorprender es que esto sorprenda a Krauze. Aunque también puede tratarse de un "mea culpa": yo ataqué a Paz.

Krauze aborda también la crítica constante de Paz contra la izquierda. Krauze la incluye dentro de su interpretación Paz-revolucionario, y afirma que se trató de una manera de limpiar-reparar su ingenuidad de juventud. (252) Al enterarse que había errado el camino (la URRS era un país de criminales atroces) emprendió una crítica contra lo que ese país representaba. 

Por otro lado, la respuesta de la izquierda mexicana contra Paz, la explica como una respuesta de idealistas aliados con el gobierno y de universitarios apoyados por un sistema educativo público más o menos mangoneado por el gobierno. A los de izquierda en México, Kraize los resume como líderes sindicales, millonarios, artistas y revolucionarios románticos. (265) Se trata, por tanto, de revolucionarios menos “atrevidos”, “críticos”, “inteligentes” y “sinceros” que el propio Paz. Su argumentación, lo lleva a la conclusión que él quiere sea irónica, pero resulta a todas luces cierta: los universitarios de izquierda querían que todos los mexicanos, a la postre, fueran también universitarios: creo que no existe mejor ideal para un país desarrollado.

Por último, contradicción suprema, el Paz liberal sujeto únicamente a las leyes de mercado, se alínea con la presidencia de Gortari. Y Krauze lo explica de manera extraña, con una complicidad de maestro alumno: Gortari fue alumno de Paz en Harvard. (290) Gortari, es de todos sabido, combina la peor economía neo-liberal con la peor dictadura priista.

Antes de terminar, es importante revisar lo que Krauze comenta del libro de Sor Juana. Afirma Krauze, que Paz vio en la Colonia “un eco de la intolerancia del siglo XX” (274) y en Sor Juana alguien que había buscado “la apertura, la libertad”. Paz hizo lo mismo, pero a diferencia de la monja, no se doblegó ni renunció a su lucha: trabajó para dejar testimonio de las ortodoxias políticas.

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